Soy a lo que bien llaman un taciturno en mi sociedad, un ser que no se puede expresar de manera habitual debido a que reprime sus sentimientos, muchas veces me sucede que estoy en casa con mi fiel acompañante la soledad y noto que en la mañana todo es apacible, tranquilo y que no puedo sentir ningún tipo de agresividad física, mental o aurica. Cae el manto de la noche y con él, hay cambio que se nota, todo el ambiente se vuelve pesado, puedo sentir como una serie de lo que yo llamo "mini-escalofríos" recorren mi cuerpo, avisando a lo que puede ser la calma, antes de la tormenta.
Como si no fuera algo de otro mundo empiezo a escuchar pasos en toda la casa y al escucharlos, mi corazón se acelera como no tienen idea. Empiezan a llegar los escalofríos a gran escala; como si fueran pisadas de caballo en mi espalda, azotes que rompen hasta el más recio de los rebeldes. Mis sinapsis estallan por no comprender la situación, un frío gélido envuelve a toda la casa y empiezo a escuchar cosas que no debería escuchar tales como: la respiración de una persona, el murmullo de algo acercándose listo para acabar conmigo en un abrir y cerrar de ojos.
Me veo en la necesidad de emitir algún sonido, porque como bien saben la mejor arma para evitar este tipo de encuentros indeseables podría ser hablando solo, poner música, distraerse, leer un buen libro porque usualmente tu subconsciente, para no hacerte sentir en soledad busca hacer de cualquier sonido una compañía. Por más increíble que parezca, escuchar una mosca pasar en un estado de aislamiento es equivalente a escuchar a una persona hablándote y caminando cerca de ti. Volviendo más a lo nuestro a mi me funciona hablando, porque creo que así el subconsciente calma más rápido tu necesidad de ser empático, pero creo que cada vez que lo hago hay algo más tenebroso porque las veces en que no hago ese tipo de sonidos fuertes, los escalofríos vienen en masa, como si alguien quisiera que se le hablase, que se le notara su presencia allí. De modo que un día hice la prueba, pero hablando fuerte y claro pronunciando: "¡oye tú, sí tú!, ¿Por qué no me hablas?, ¿Ya tienes más de 2 años aquí, no te caigo bien?"No puedo decir que esto no me incomoda, vivir con esta condición es algo muy peculiar pero empecé a sentir una sensación de escalofríos que variaba de violentos a cálidos como si me quisiera responder esa entindad a la que le hablé pero no le podía entender.
Pasaron los días y volví a sentir lo mismo, al estar completamente solo experimente escalofríos. Pero estos eran diferentes, eran como duros golpes, muy helados como si me estuvieran apuñalando con un tempano de hielo. Ahí comprendí la ironía de la situación, lo que sea que estuviera en mi hogar estaba molesto porque no estaba hablando con él, entonces de este modo agarre un lápiz y papel y volviendo a hablar en voz alta dije: "Perdón si te incomode estos días, pero es que estaba muy ocupado. Ahora pasemos a lo importare ¿Por qué no me dices tu nombre?" le explique que lo único que debía hacer indicar cual letra utilizar y que para eso me produjera un escalofrío gélido, esto sería el comienzo de una tortuosa búsqueda por el nombre de la entidad creada por mi subconsciente pronuncie letra por letra primero cayó la R luego la E y seguidamente logre reunir todas las letras de su nombre al ponerle un poco de mente logre armar su nombre el cual es "Reinaldo". Cuando tuve conciencia de su nombre, me recordó a un chico que apenas llegue a conocer en mi infancia, luego por cosas del destino entrelazamos caminos al mudarme a la gran ciudad, pero poco había sabido de el desde hace años y ahora esta entidad o como le digo ahora Reinaldo, ¿se llamaba como el?. Pensé que me volvía loco, de modo que empecé a investigar sobre él pude conseguir a sus padres, por más loco que fuese fui a verlos y a preguntarle por él, resulta que Reinaldo había sido asesinado hace no más de 4 años y que nunca se había encontrado su cuerpo, algo muy trágico pero algo que me dejó estupefacto fue que su madre saco una imagen en donde estaba con él pescando entonces mi mente empezó a lo que mejor sabe hacer; plantearse preguntas cual computadora: ¿cómo poder pensar o imaginar a alguien después de tantos años?, ¿cómo está proyección podía afectarme tanto?.
Luego de preguntarme todas estas cosas empecé a hablar con el, aceptando la realidad como era entonces le planteé que si el quería que las conversaciones siguieran debíamos colocar unas reglas. Me dio una sensación cálida en ese instante, me supuse que eso era un sí. Le propuse que no interviniera en visitas, que eran para mi, no para él y lo otro que en la soledad siempre le hablaría y aconsejaría cualquier cosa aun así el no pudiese comunicarme nada. Y de ese modo hemos seguido, todos los días hablo con él, realmente es una lastima que no pueda escucharlo pues tendría una tarde de risas asegurada, pues me ha asegurado que es un gran comediante y en su momento fue un galán con las mujeres. Me da pena que él esté así y espero que algún día logre zafarse de este mundo terrenal, porque nadie se merece esto pero bueno, ahora me toca despedirme amigos. ¿Por qué?, ¡los escalofríos comienzan! y él muy impaciente de Reinaldo espera en la sala con su gélido viento que hace rato avisto su llegada.
Me encantó, excelente entrada :D
ResponderEliminar